Traducido literalmente como "Viento y Agua", y otras veces como geomancia, el Feng Shui es el arte, específicamente chino, de localizar o crear lugares venturosos en los que vivir, trabajar e incluso morir. En su dilatado estudio en varios volúmenes, 'Science and Civilization in China', el profesor Joseph Needham definió el Feng Shui como "el arte de adoptar las residencias de los vivos y los muertos a fin de colaborar y armonizar con las corrientes locales del aliento cósmico". Ese "aliento cósmico" es, evidentemente, el ch'i universal, que aparece también en la acupuntura china.
Debido a esto, tal como señala el profesor Needham, hay en China "una enorme preferencia por las carreteras, paredes y estructuras tortuosas y sinuosas, que parecen ajustarse al paisaje en vez de someterlo". Otros expertos han llegado incluso más lejos en sus afirmaciones, y sugieren que el paisaje de toda la faz de China ha recibido la influencia de miles de años de práctica del Feng Shui en épocas antiguas. El viajero del siglo XIX W. E. Geil fue informado de que los geománticos habían garantizado que la posición del Gran Montículo de China era de buen agüero: "El ritmo cardíaco del dragón, que implica las corrientes magnéticas con las que el animal está supuestamente conectado, es favorable. El sur montañoso es un dragón en reposo. El norte, surcado por ríos, es un dragón en movimiento". El autor Emst Borschmann escribió: "Ciertas cimas de las montañas vecinas, y con frecuencia la cima principal, están coronadas por pagodas, pequeños templos o pabellones que sirven para armonizar las fuerzas mágicas de la Tierra y el Cielo". John Mitchell sugiere que se levantaron colinas artificiales para emplazar ciudades en ellas.
Se recurrió al uso del Feng Shui para concentrar la energía terrestre en la capital imperial de Pequín. Las corrientes sinuosas de energía se transformaron en lung mei rectos, o "senderos de dragón", que confluían en la sede del gobierno del emperador. No se podía construir ninguna tumba ni edificio que no perteneciera a la familia imperial en un sendero de dragón.
El arte del Feng Shui no ha desaparecido en modo alguno. Su presencia se hace evidente incluso en el bullicioso y práctico ámbito comercial de la ciudad actual de Hong Kong, donde las empresas contratan los servicios de un geomántico y un arquitecto para diseñar un nuevo edificio. Aun cuando los ejecutivos occidentales u occidentalizados no crean en los principios del Feng Shui, observan que las construcciones mal emplazadas generan problemas de inmediato por causa de los obreros que sí creen en ellos.
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